jueves, 29 de marzo de 2012

Couloir de Gaube

 

"El couloir de Gaube es una provocadora y fascinadora chimenea de hielo y nieve,abierta en la pared norte del Vignemale, muy vertiginosa y de una altura de 600 metros". Con estas escuetas palabras definía Henri Brulle una de las vías más célebres de todos los Pirineos... Y a por ello que fuimos.





Aproximación
Desde el pueblo francés de Cauterets hay que coger la carretera que se dirige a Pont d'Espagne. 
En este lugar situado a 1500 m de altitud se encuentra un aparcamiento enorme donde aparcamos.

 
Nos dirigimos al lago de Gaube por las pistas de esquí y así iniciamos nuestra andadura.
Seguimos subiendo por la pista asfaltada hasta que a mano izquierda sale un sendero indicado en dirección al refugio de Oulettes de Gaube. 


Subimos por el sendero, empedrado en sus inicios hasta llegar al bonito lago de Gaube. Al llegar al lago nos dirigiremos hacia la derecha para rodear el lago por su parte inferior y continuar subiendo el valle dejando el lago a nuestra izquierda.


Una vez pasado el lago se vuelve a la vertiente izquierda del valle y allí dimos con nuestro refugio, llevábamos mucho peso y la nieve no ofrecía consistencia para andar hasta el refugio de Oulettes de Gaube a 2151 m 




















Al día siguiente el madrugon fue de aupa y comprobamos que la nieve estaba igual de mal para caminar como la habiamos dejado el día anterior, pero bueno estábamos descansados, con menos peso y con ganas de ponernos en el principio del corredor.










Nos costo muchísimo abrirnos huella hasta el serac y una vez allí, lo pasamos "to tieso, a derecho" hasta ponernos en la rimaya















A mi particularmente me costo un poco superarla, la nieve estaba suelta y no veía la forma hacerlo.






Durante casi todo el trayecto del corredor la nieve no era consistente, escaseaba y con esta condiciones subir era algo penoso, pero los diversos obstáculos que nos íbamos encontrando nos hacían olvidar por un momento la progresión sobre la nieve tan mala. 




Hubo algún paso delicado pero nos lo tomamos con calma y decisión y así conseguimos llegar a la famosa cascada final.

 Nos la encontramos casi desaparecida y solo quedaba una gruesa hilera de unos diez metros que nos permitió progresar por ella, no sin calarnos un poquito, dando fin a la escalada.

No pudimos encontrarnos el corredor a nuestro gusto, pero estuvimos solos en la actividad, tuvimos un buen día referente al tiempo, pero la nieve no nos gusto. Hubo algún que otro desprendimiento que nos puso la carne de gallina. 








Al final saldamos nuestra cuenta pendiente con el Vignemale y pasamos la revalida, y en busca de una nueva aventura. 








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