Nuestra aventura comienza con un amanecer de perros, estaba cayendo una fina cellisca y nuestras esperanzas de hacer lo que pretendíamos decrecían. Ya cuando el día empezaba a despuntar nuestra suerte cambio, era momento de ataviarse crampones, arnés y darnos un respiro; frío por todos el cuerpo, pero con más ganas que nunca de empezar.
Con las primeras luces la norte a nuestros pies, nos mostraba la primera opción elegida muy escasa en su primer largo.
Continuando con nuestro plan, ¡Esta si que parecía darnos más juego!
Muy bien Ignacio, entonces preparados, listos, y... ¡YA!
Tras tomar un desvío de una pronunciada rampa en travesía, nos pone a los pies de la R0. Un gendarme, fisura y clavo es nuestra decisión para la RO
Tras un resalte de hielo y una rampa rondando 60º llegamos a la R1, clavo, dos friends y hasta un tricam para esta ocasión en la mano izquierda ¡Esto marcha viento en popa!
Por lo visto nos vamos a seguir divirtiendo, nos espera otro resalte, ¡y bien helado!
Pasamos este resalte y tras una rampa montamos R2, vistas a las palas nevadas de la cara norte para amenizar nuestra presencia.
Para esta ocasión encontramos a la derecha un buen puente de roca, ayudado de dos friend. El ansiado solete esperándonos ahí arriba.
Tras una ultima R3 intermedia, llegamos a la arista tras abordar una rampa de nieve protegiéndola y cruzar una pequeña cornisa. ¡Ayyy, como nos gusta esto! jejeje
Nos dirigimos al final de nuestro recorrido para llegar a la cima principal, todo bien recogido y con mucho cuidado, hasta el rabo todo es toro.
El día nos da tregua y el sol nos premia con su calorcito, después del tedioso comienzo merecido lo tenemos.
Fin de una actividad agradable, en un entorno que nos ha dejado disfrutar de sus recovecos, esta vez ha sido permisivo y que nos ha transmitido toda su grandeza; si ha todo le sumo la compañía de Ignacio... ¡No va más!
...Lastima que esta acabara, ¡Ya estoy pensando en la siguiente!
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